Al hilo del último Health 2.0 Madrid donde se reflexionó sobre el papel de la tecnología en el autocuidado y cómo el paciente puede intervenir en los diseños y resultados finales de las experiencias tecnológicas, en este artículo vamos a utilizar la técnica de hacer preguntas como se aconseja en el diseño de proyectos de innovación… con la finalidad de encontrar respuestas.
Organizaciones y profesionales médicos.
En esta época en la cual un profesional médico dedica más del 50 % de su tiempo en la práctica denominada “desktop medicine” ¿sería posible aliviar esa carga facilitando al paciente y ciudadano herramientas de autocuidado? En realidad el paciente ya se está aproximando al mundo del autoservicio online con la eclosión de portales de paciente que nos permiten gestionar nuestras citas o conocer los resultados de nuestros análisis.
De ser posible ¿de quién sería la responsabilidad de facilitar la información (consejos sanitarios o enlaces a contenidos médicos), la evidencia científica, la integración con los sistemas sanitarios, las seguridad de los datos, etc.? ¿Los presuntos beneficios de estas acciones se corresponden con las necesidades de ahorro de la sanidad pública? ¿Hay interés en los proveedores privados de salud de entregar estas herramientas?

Salud conectada by Deloitte. Cómo la tecnología ayuda el autocuidado
Pacientes
¿Existen gaps o una alta necesidad de alfabetización sanitaria de los pacientes? ¿Puede ayudar a corregir este déficit aplicar técnicas de experiencia del paciente en los proyectos tecnológicos de autocuidado?
¿Qué ocurre con los pacientes empoderados (e-pacientes)? aquellos que en muchas ocasiones son los que inician el proceso de la gestión de su salud, ¿se está aprovechando su proactividad, su conocimiento para participan en el diseño de proyectos? ¿En qué momento del ciclo de vida del proyecto? ¿En contextos reales?
¿Se conocen previamente los resultados que se quieren alcanzar? ¿Están consensuados con el paciente, con los cuidadores, familiares o su entorno social?
Tecnología
El bombardeo mediático con noticias de avances tecnológicos y nuevos paradigmas como big data o inteligencia artificial hacen difícil comprender cómo se está avanzando.
Por un lado, parece que hay iniciativas al margen de las estrictas evidencias científicas que buscan posicionarse en un registro más cercano al “health consumerism”. Pero, ¿deben estar esas herramientas siempre basadas en métodos científicos? ¿Hay peligro de que los proyectos tengan un sesgo economicista donde que sobresalga más el carácter empresarial que el sanitario o la calidad de vida del paciente?
Por otro lado ahora que sabemos que un algoritmo puede predecir un infarto en un paciente, con más precisión que las guías médicas (artículo original) ¿podría un algoritmo mediante un bot entregar información personalizada y útil a un paciente en su proceso de salud? ¿Podría un algoritmo entregar información de autocuidado personalizada y útil a un paciente? Clic para tuitear
¿Y los resultados en salud? Al menos tenemos resultados de la valoración realizada por los propios pacientes, los cuales se encuentran muy satisfechos, con más confianza y mejor cumplimiento terapéutico al utilizar tecnología para gestionar su salud.
Preguntas y más preguntas, que nos ayudarán a comprender, mejorar y finalmente, tomar las mejores decisiones.