Si entendemos el metaverso como una evolución de Internet que nos permite dejar de navegar para compartir experiencias en un lugar donde convergen nuestros entornos físico y virtual, todavía debemos esperar. Incluso en el sector de la salud.
Metaverso en salud, mejor espera sentado (I): origen
Tenía que llegar el día en que hablara sobre el Metaverso… y su aplicación en el sector de la salud. Es complicado hablar de algo que no tiene una definición consensuada, y que adopta formas y objetivos distintos en función de a quién se le pregunte.
Personalmente el metaverso lo entiendo como una evolución de la web y por lo tanto es seguro que no existe. Aún.
Os dejo aquí el estupendo artículo que realizó Eduardo Tornos sobre qué es el metaverso, donde diferenciaba las distintas visiones para el que quiera profundizar en este tema.
Ninguna evolución tiene por qué ser fiel a su origen, evidentemente. Pero si el concepto fue pensado como un hipotético internet bajo la forma de un mundo virtual único, universal e inmersivo, ahora mismo como mucho tenemos unos mundos virtuales, e inmersivos en el mejor de los casos. Evoluciones de Second Life (3D) centradas en la conexión social o el gaming.
Metaverso en salud, mejor espera sentado (II): definición
Para conocer más sobre los mundos virtuales, vuelvo a recomendar a Eduardo que explica con qué herramientas puedes entrar en ellos. Pero recuerda, por mucho que insista Meta (Facebook) su concepto no es un Metaverso. Acudir a Enrique Dans aquí y de forma más demoledora aún aquí para más convencimiento.
Aclarado que en mi caso me decanto por “un espacio virtual colectivo, creado por la convergencia de la realidad física y digital virtualmente mejorada”. Hay que decir que, además debe ser independiente del dispositivo que se utilice y no debe ser propiedad de un solo proveedor. Y finalmente, pero no por ello menos importante, en este espacio la economía estará habilitada por criptomonedas y tokens no fungibles (NFT).

Pero, quizá la parte más importante y definitivamente disruptiva del Metaverso es que en este espacio tendremos una identidad digital dentro de una red descentralizada donde gestionarla, junto con nuestros datos y podamos construir nuestra experiencia. Para llegar a allí tenemos que apoyarnos en los conceptos Web3 y el mundo cripto.
Metaverso en salud, mejor espera sentado (III): tecnologías inmersivas
Después de esta larga introducción, en el sector de la salud la repercusión ahora mismo es prácticamente nula y encontramos miradas banales como que con el Metaverso podrás practicar yoga con avatares o acudir a una farmacia virtual.
En mi opinión, el motivo es que se sigue asociando Metaverso a escenarios inmersivos obviando sus diferencias. Y como ya escribí este año, la implementación de las tecnologías inmersivas en salud es muy escasa. Pero, se sigue diciendo que es el sector (no se incluye el gaming) donde mayor impacto se prevé. Al lector/a dejo imaginar cómo será su futuro en otros sectores.

Y es que el factor contagio, tanto en información como en inversión, hace que los discursos y las enormes previsiones económicas se trasladen también a la gestión de la salud. Si los grandes fondos apuestan por el Metaverso porque “muchos creen que es la dirección inevitable de internet, y no quieren llegar tarde a la fiesta“, creemos que estas inversiones llegarán también al sector de la salud. Otros analistas más sensatos, como Blockdata o CBInsights dejan claro que ahora mismo el sector no aparece en el mapa del mercado Metaverso.
Metaverso en salud, mejor espera sentado (IV): salud
Pese a todo lo dicho y con la debida precaución, hay que acudir a las grandes consultoras que son las que se encargan de dibujar los futuros tecnológicos y sociales. Siempre es interesante asomarse a sus propuestas. Accenture este año presentó su “Digital Health Technology Vision 2022” con el Metaverso como protagonista. Su concepto convergía con lo que hemos hablado.
“Una nueva plataforma de experiencias digitales para proporcionar lugares ilimitados donde las personas pueden reunirse e interactuar y Web3 como una reinvención de cómo los datos pueden ser propiedad de individuos y moverse a través de ese sistema”.
Esto nos remite a un entorno donde nuestra actividad sanitaria este digitalizada (grabada), pudiendo acceder a datos e imágenes de nuestras interacciones pasadas, de simular la evolución de nuestra enfermedad o recibir terapias virtuales, etc. En este escenario nuestra idea de metaverso sanitario cambia. Aunque no sabemos cuál será el cambio real, ni cuándo se realizará.

Respecto al recorrido actual, si tenemos que fiarnos de alguien, podría ser de empresas con largo recorrido en el uso de la realidad virtual con pacientes como Amelia Virtual Care (ex Psious). Ellos avanzan un poco más dibujando escenarios donde nuestro avatar podrá interaccionar con el profesional, que además nos podrá ayudar con recursos como visualizaciones o simulaciones. Y algo también interesante como puede ser que los terapeutas podrán formarse con perfiles de avatares generados por IA.
Metaverso en salud, mejor espera sentado (V): preguntas
¿Más iniciativas? Sin tener en cuenta aquellas que podemos encuadrar dentro de acciones de marketing o de difusión de tendencias, yo diría que muy pocas o ninguna. Y cuando se amplía a la investigación clínica nos encontramos con un cajón de sastre. Todo vale, desde RV, RA, sensorización, wearables y simulaciones o su capacidad para para mejorar las habilidades de interacción social de los niños con trastorno autista, ensayo clínico basado una plataforma gaming de RV.
Ahora las preguntas. ¿Intentará el Metaverso reemplazar nuestras experiencias en el mundo físico? Lo lógico sería que, como mínimo, gran parte de las experiencias que ahora mismo realizamos gracias a internet se trasladen al Metaverso. Pero si ya tenemos dudas de la accesibilidad y equidad de Internet en la actualidad… ¿qué pasará con el Metaverso? ¿Se conseguirá que sea inclusivo, representativo, ético y seguro?
Como todo gran poder conlleva una gran responsabilidad ya hay quien habla del Darkverse. No sé si reír o llorar.
Autor: José Miguel Cacho. LinkedIN
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